30 de agosto de 2012

Carta para Ana


Querida Ana:

Sí, ya sé que en realidad no te llamas Ana, pero te sientes muy identificada con el estilo de vida que "ella", Ana, promueve. "Ella" es ahora tu amiga, tu gurú, tu inspiración y también tu aspiración.
Ana es lo que te gustaría llegar a ser. 

Sé que tienes entre 13 y 18 años. Quizá alguno más, quizá alguno menos.
Posiblemente seas una chica introvertida, muy inteligente, buena estudiante, aplicada, muy perfeccionista  y responsable. 
Seguramente sientes terror a perder el control sobre tu propio cuerpo, a decepcionar a tus padres, a que no te quiera nadie, a que los chicos no te hagan caso...
Te sientes muy insegura con tu aspecto físico. No te gustas. 
Te comparas mucho con tus amigas y con otras chicas de tu edad, y siempre tienes la impresión de que sales perdiendo. Por eso, ya no quieres ir a la piscina ni a la playa, para que no te vean en bikini. 
Te pesas de manera casi compulsiva y te pasas la vida contando calorías. 

Un día, decidiste dejar de comer. Así, sin más. Desde entonces, comes lo justo y necesario para subsistir.
No importan los medios. Lo importante es el fin: estar delgada. No, delgada no: flaquérrima. Ése es tu sueño, tu máxima aspiración.
Te repites a ti misma como un mantra que "la comida es mala, es como una droga que te mantiene lejos de tu objetivo". Frases que has leído y aprendido hasta la saciedad en diferentes blogs y webs pro-Ana. 
Pensamientos que te ayudan a seguir en tu empeño. Te inspiran. Te mantienen en tu particular batalla contra la báscula.

Sé que, cuando te miras en el espejo, te ves gorda. Muy gorda. GOOOOOOORRRRRRRDA. 
Te ves barriga, michelines, demasiado culo, los muslos demasiado anchos,... 

¡MEEEEEEEC! Créeme: no es para tanto. Qué narices: no lo estás. Estás perfectamente normal. No me seas drama-queen.
Y sí, ya sé que no me vas a creer y que pensarás que te digo todo esto para quedar bien contigo.
Pero te aseguro que no es así.

Supongo que te ves enorme comparada con esas modelos escuálidas que ves en las revistas, en la tele o en las vallas publicitarias. Te ves desgarbada comparada con las medidas perfectas de las actrices de Hollywood. Y te entiendo. Es jodido compararse con la perfección.
Hazme caso: todo eso NO es real. Es publicidad. Es cine. Pura ficción, pura fantasía.
Nadie es tan perfecto en la realidad como en el spot de un perfume o de una marca de cosméticos.
Ni siquiera la modelo que lo publicita. Ella también tiene defectos. Pero claro, no los van a mostrar. ¿Acaso tu comprarías un producto si la modelo que lo anuncia tuviera defectos? Es puro marketing. Se trata de vender.

A las modelos y actrices las retocan, las estilizan, les reducen la cintura hasta unos extremos imposibles, les alargan las piernas hasta el infinito. Les aumentan el pecho, los pómulos y los labios; les suben las nalgas, les corrigen los defectos de la piel, les quitan 1 o 2 tallas. 
Y todo eso, en cuestión de un minuto y a golpe de click, con una herramienta llamada Photoshop. Te suena, ¿verdad?

No seas boba, nena. Eres inteligente. No te dejes engañar. No caigas en la trampa.
Esa imagen no es de verdad. 
Sí: las modelos son altas y delgadas. Y en general, guapas (ojo: no todas). Es lo que se espera de ellas.
¿Y qué? Eso no las convierte necesariamente en personas súper chachis, felices y exitosas. Al fin y al cabo, es una profesión más. Sólo que, en los últimos años, está sobrevalorada.

Todo no es estar delgado, ¿sabes? No por ser delgada necesariamente se es más guapa.
¿Por qué asocias delgadez con belleza? ¿Dónde está escrito que una cosa lleve necesariamente a la otra?

Mira estas fotos:





                                   
                                                                                                                                                                                           
¿Me vas a decir que no son guapas? ¿Vas a negar que son sexys?

Pero... no son delgadas, ¿verdad? Al menos, no si atendemos al canon actual. Son más bien chicas grandes. Curvilíneas. A alguna, incluso la considerarías gordita, ¿a que sí?
¿Crees que estas chicas no gustan? Pues te equivocas. Claro que gustan.
Me juego lo que quieras a que a cualquiera en su sano juicio le gustan bastante más que éstas otras:



                                                                                                                                                                                                               
¿Y a ti? ¿Quién te gusta más?

Otra cosa: ¿crees que estando flaca vas ser más feliz? ¿Crees que pesando 15 kilos menos todos tus problemas e inseguridades se irán de un plumazo? ¿Crees que la vida te va a ser más fácil por entrar en unos pantalones de la 34?
¿Piensas que sólo te van a querer si eres delgada? ¿Que los chicos no se van a fijar en ti si no pesas X o tienes la talla Y?
Pues no, las cosas no funcionan así.

Es más, yo no querría a mi lado a alguien que me exigiera estar flaca y poner en riesgo mi salud para darme su "cariño". Que se lo meta por el culo. Directamente.
Nadie tiene derecho a exigirte algo así. No se lo permitas.
Quien te quiere de verdad, te quiere como eres y no le importa una mierda tu talla o los kilos que peses. 
Y si le importa, entonces no te quiere. Así de simple.
Entonces, pasa de esa persona. No merece la pena. 
Porque hoy te controla lo que pesas. Y mañana, será lo que llevas de ropa. Y al otro, adónde vas, con quién, qué haces, etc. Así, hasta anularte como persona.

Ahora, mírate otra vez en el espejo, y esta vez no te fijes en la tripa (que no tienes) o en el culo fofo o los michelines que aseguras tener. Fíjate en las cosas que te gustan de ti. Seguro que hay más de las que crees. Los ojos. Los labios. La sonrisa. El escote. El pecho. Las manos. El pelo...
Mírate bien.

Vale. Estás de acuerdo conmigo en muchos puntos, has descubierto cosas de ti que te gustan, ya no te parece tan atractiva la extrema delgadez... Pero todavía sigues convencida de que te sobran kilos y continuas obsesionada con adelgazar.

Primero: si te sobran kilos o no es algo que debe determinar un médico, no tú. 
Segundo: me parece genial que quieras hacer deporte para estar en forma y que decidas seguir una alimentación equilibrada y pasar de chucherías y guarradas. 
Pero hacer dieta por tu cuenta, sin supervisión médica, o peor, directamente ayunar, es algo muy serio y puede implicar un riesgo grave para tu salud.
Si dejas de comer, si no tomas los nutrientes necesarios, puedes tener a la larga trastornos serios. Trastornos que puedes arrastrar durante años. Y todo por una tontería. 
Anemia, amenorrea, descalcificación, caída del cabello, arritmias, insomnio, náuseas, alteraciones en el crecimiento... 
¿Es eso lo que quieres de verdad?

Tienes muchas virtudes. Vales más que todo eso.
Y la etiqueta de la talla no es más que un trozo de papel o de tela, sin más valor que el que tú le quieras dar. No dejes que te condicione.
¿Que pone 42 en lugar de 36? ¿Y? ¿A quién le importa eso? 
Si es a ti a quien le jode verlo, coges unas tijeras, la cortas y punto. Asunto zanjado.
Además, los tallajes varían muchísimo de unas marcas a otras. Es para volverse loca. Así que pasa de ese rollo.
Pruébate la prenda. Que te queda bien y te ves favorecida y cómoda, te la compras. Que no, pues la dejas.
Eso es lo único que deberías tener en cuenta. No el numerito que figura en la etiqueta.
Recuerda que quien te quiere no se fija en esos detalles. Que puedes ser guapa y sexy, independientemente de lo que peses y midas.
No te compares con los demás. Tú eres como eres, única, especial. Con tus virtudes y tus defectos. Y debes aprender a quererte como eres. 
No tires tu juventud por la borda pensando en gilipolleces. 

La vida es demasiado corta como para pasársela amargada, contando calorías, obsesionándote con el peso,  y sintiéndote culpable por comer. Hay mil cosas más interesantes y divertidas: leer, ir al cine, salir con amigos, dar un paseo por la playa, viajar, hacer una excursión, escuchar música, dormir, nadar, bailar...
¡Libérate!
Y si te apetece un helado/una porción de pizza/un poco de chocolate/unas papas... Chica, cómetelo. Sin remordimientos. No digo que lo hagas siempre. Pero por que lo hagas alguna vez, no va a pasar nada.
Nadie te va a llevar presa. 
Y si alguien te echa en cara tu peso, tu figura o lo que comes, mándalo al cuerno sin miramientos.

Bueno... Creo que eso era todo lo que te quería decir. Espero que pienses en todo lo que te he dicho.
Sonríe, quiérete y sé feliz. Al fin y al cabo, eso es lo que más importa.


27 de agosto de 2012

Maquillaje


Desde que tenía uso de razón, desde que era capaz de recordar, Valeria había estado enamorada de Jaume, el mejor amigo de Pedro, su hermano.
Él era seis años mayor que ella, alto, moreno, deportista, increíblemente atractivo y, por lo que contaba Pedro, con un gran éxito entre las féminas. Y no era de extrañar.
Inalcanzable.

Ella sabía que era invisible para Jaume. Menuda, flaca, tímida, insegura, casi sin tetas. Del montón. Insignificante. Una sombra. La hermana pequeña de su mejor amigo. Nada más. ¿Cómo se iba a fijar en ella?

Valeria se pasó toda su adolescencia suspirando por Jaume. Soñaba que algún día él se fijaría en ella, le pediría salir, se besarían, harían el amor, se casarían, tendrían preciosos retoños, y estarían juntos para toda la vida. 
Pero, en el fondo, ella, chica lista, era consciente de que eso jamás ocurriría. A Jaume, por comentarios que le había escuchado a su hermano, sólo le gustaban las chicas guapas, altas, rubias, con curvas. Y mayores, claro.
Definitivamente, ella no era su tipo. Aunque quizá, algún día... Quién sabe.

Así, cansada de ser invisible a los ojos de Jaume, Valeria trazó un plan. Su plan de "seducción fatal". 

Un viernes por la tarde, sabiendo que él iba a estar varias horas en casa de ella, jugando a la videoconsola con Pedro, volvió del instituto dos horas antes alegando que le dolía la garganta y que no se encontraba bien. 
Al llegar a casa, fue a su habitación y tiró la mochila por el suelo. Se quitó los vaqueros, la camiseta, las zapatillas y se dio una ducha.
Se puso un sujetador con relleno y encima un top negro ceñido. Complementó el look con su minifalda más corta, la que sólo se ponía alguna noche en verano, y unas sandalias rojas de cuña. 
Luego, fue al cuarto de baño de sus padres. De una estantería, cogió el neceser de las pinturas de su madre y se maquilló como mejor supo. Era una de las primeras veces que lo hacía.

Se inspiró en una de esas revistas de belleza que acumulaba su madre y que encontró olvidada en un rincón del salón.
Pasando páginas, encontró una foto de Scarlett Johansson y pensó: "Quiero ser como ella". 

Se pintó los ojos con sombra, se puso rimmel, colorete, polvos compactos. Se pintó los labios de rojo y se soltó su larga melena rubia, que siempre llevaba recogida en una cola de caballo.
Cuando acabó, se miró en el espejo, y no le gustó del todo el resultado. Se veía rara. Mayor. Algo vulgar. 

Sus rojos labios parecían demasiado voluptuosos, y sus pestañas, con excesiva máscara, le daban un extraño aire de muñeca triste.
Se sintió algo ridícula. Fuera de lugar.
Pero ya era tarde. Ahora no podía echarse atrás. La suerte estaba echada. ¿Además, no quería resultar sexy? Pues ya está.

Se dijo a sí misma,-en realidad, a la imagen que le devolvía el espejo-, como queriéndose autoconvencer:

-Estás increíble, Valeria. Le vas a impresionar. Se va a quedar sin palabras al verte.

Entró en el salón y se sentó en el sofá. Cogió un libro, y se puso a leer, o a hacer que leía, mientras esperaba la llegada de su hermano Pedro, acompañado de Jaume. Su adorado Jaume.

Estaba nerviosa. Ansiosa. El corazón le iba a mil por hora. Se le iba a salir del pecho. No sabía cómo reaccionaría Jaume ante su cambio de look. ¿Le diría algo? ¿O directamente la ignoraría?

En esos pensamientos estaba, cuando se abrió la puerta de la calle y se encendió la luz del recibidor. Valeria oyó las voces y carcajadas de su hermano y de Jaume al otro lado de la pared. Pedro se asomó a la puerta del salón, que estaba junto al recibidor y encontró a su hermana allí. 
Ambos hermanos se miraron unos segundos como si no se conocieran. Casi desafiantes. 

-Valeria... ¿Cómo es que ya estás aquí? ¿No deberías estar en el instituto?

-S-sí... Pero es que hoy hemos acabado una hora antes porque la de literatura estaba enferma y...

-¿Qué es esa mierda que llevas en la cara?

-¿El qué?

-¿Cómo que "el qué", joder, cómo que "el qué"? ¡¡El maquillaje ése...!! ¿Has ido ASÍ a clase?

-No...

-¿Tú te has visto bien? ¡Pareces una puta barata! ¡Quítate eso antes de que vengan los papás y te vean así, anda! Prometo no decir nada...

-Pero...

-¡Que te lo quites!

Jaume se había asomado también y había presenciado en silencio parte de la escena. Pedro salió del salón, le hizo una señal a su amigo para que lo siguiera y se dirigió dando zancadas a su habitación. A lo lejos, se oyó un portazo y un

-Tío, voy a encender la Play. ¿Vienes o qué?

-Sí, enseguida. Ve preparando eso...

Al quedarse solos, Jaume miró a Valeria. Lloraba en silencio. Avergonzada. Humillada.
Las lágrimas resbalaban lentamente por sus mejillas y le emborronaban los ojos con el negro del rimmel. El carmín de los labios también se le estaba empastrando y le hacía una mueca extraña.

Cuando vio a Jaume, Valeria se sintió tan ridícula, que se tapó la cara con las manos. Deseó ser invisible. Deseó que se la tragara la tierra. Deseó estar muerta en aquel preciso instante.
Su plan se había ido al garete. No era precisamente así como quería que la hubiera visto él. No era ésa la idea, la verdad.
Ella había querido parecer sexy, mayor, atractiva, a sus ojos. No una niña tonta jugando a ser lo que no era.
Pero su hermano, su odioso hermano mayor, lo había estropeado todo. Una vez más le había fastidiado el plan. 
Siempre era igual. Siempre le hacía alguna putada asi. Estaba harta. En esas ocasiones, le odiaba. Y ahora Jaume se iba a reír de ella. Ahora sí que ya no podría volver a mirarle a la cara. 

De repente, Valeria, que seguía tapándose el rostro con las manos, oyó unos pasos acercándose. 
Era el ruido de la suela de goma de unas deportivas. 
Notó el calor de una presencia sentándose a su lado en el sofá. Y una mano tibia posándose suavemente sobre sus finos cabellos rubios.
Una voz grave y aterciopelada le susurró:

-No llores más, Valeria... No pasa nada. Aquí nadie ha visto nada.
Además, todos hemos hecho alguna vez cosas así, para parecer más mayores y más guays. Seguro que esta tarde has quedado con algún chaval y querías impresionarlo. ¿A que sí?

Valeria bajó las manos lentamente, y miró a Jaume con los ojos abiertos de par en par, entre las lágrimas. No podía creer lo que estaba oyendo.

-Bu-bueno... sí, más o menos. Pero a la vista está que no hubiera triunfado mucho...

Él le sonreía.

-Con lo guapa que tú eres... No te hace falta ponerte toda esa pintura en la cara. No lo necesitas. De verdad.

-¿Lo dices en serio? Me siento tan ridícula...

-Totalmente en serio. Aunque casi me está dando envidia el "niñato" ése por el que te has tomado tantas molestias. Es un tío afortunado. 
Así que ahora, te vas a quitar ese maquillaje de señora mayor, vas a secarte las lágrimas, vas a olvidar todo esto y vas a salir de casa con tu mejor sonrisa y la cabeza bien alta. Así sí que vas a triunfar.

Le dio un beso en la mejilla húmeda y pegajosa, con churretes de maquillaje. Se levantó, y salió.
Desde el vano de la puerta, le dijo:

-Dile al Niñato de mi parte que se porte bien. Que como me entere de que no es así, va a flipar.
...Por cierto, si dentro de 5 años ya no te gustan los niñatos y prefieres a los tíos hechos y derechos, aunque sean el amigo plasta de tu hermano, ya sabes dónde encontrarme. Cuídate. 
Ah, y al animal de tu hermano, ni puto caso, ¿eh?

El salón quedó en silencio. Valeria solo podía oír los latidos de su corazón, retumbando en su pecho. Y a lo lejos, como amortiguadas, las voces de los chicos:

-Joder, tío... ¿Vienes ya o empiezo la partida yo solo?
-Ya voy, nano... ¡Que estaba en el baño!




23 de agosto de 2012

Cansinos 2.0


Como ya comenté en mi última entrada, me dispongo a retomar el tono desenfadado que ha caracterizado a este blog casi desde el principio, y que últimamente, por circunstancias personales que ya muchos conocéis, había abandonado. 
Hoy vengo con ganas de hacer una típica entrada-ránking de las mías, en tono de humor, un poco "rajona" pero sin ánimo de ofender a nadie (así que, si alguien se da por aludido o se siente identificado con lo que describo, que sepa que mi intención sólo era hacer broma, sin maldad). ¿Ok?

Dicho lo cual, allá vamos.

Gente cansina la hay en todas partes.
Y, en la época de las nuevas tecnologías, cuando un cansino se mete en Internet y se registra en una red social, pasa a convertirse oficialmente en Cansino 2.0.
En las diferentes redes sociales, estos especímenes proliferan como las setas. Al menos, yo cada vez veo más y más.

Así pues, pasemos a ver algunos de los casos más paradigmáticos de Cansinos 2.0. Algunos, son incluso prototípicos de una determinada red social.

1. Los "estoy to' buen@, and I know it...". (Y te lo demuestro a cada instante que tengo oportunidad)
Se gustan. Se molan trillones. Se miran en el espejo, ponen morritos y se ponen "palotes" con su propia imagen.
Pero no les basta con saberse guapos. ¿Qué sentido tiene que una flor crezca en el desierto si nadie puede contemplar tamaña belleza?


Los cansinos 2.0 narcisistas necesitan demostrar lo irresistibles que son al resto de la Humanidad y encuentran en las redes sociales la herramienta de autobombo perfecta.

Obviamente, esta gente utiliza redes sociales en las que las fotos son esenciales. Twitter les aburre.
¿Una red social en la que no importa lo bueno que estés sino lo que escribas? Ehmmmm... No lo acaban de pillar.
Es habitual que se creen una cuenta en Twitter por probar, y que no lleguen ni a cambiar el avatar del huevo.
Para ellos, no tiene sentido subir una foto de perfil: en ese avatar tan pequeño no se advierten sus perfectos abdominales de gimnasio. Es habitual que tengan como máximo 4 seguidores y que ellos mismos sigan a todos los jugadores del Barça/Real Madrid, Rafa Nadal, Pau Gasol, Shakira Official, Alejandro Sanz, Anna Simon, Cristina Pedroche y la cuenta de Frases de Amor.
Tienen 5 tuits del tipo: Holaaaaa. Hay alguien? o  @rubiaca95 Que tal, preciosa? o Me voy a dar una duxita. Ta lueg.
Pues eso, que en Twitter duran menos que Kiko Rivera en Saber y Ganar.

En cambio, son los putos amos de Facebook o Tuenti. Si son algo más modernillos y algo menos canis, les encanta Instagram. Flipan con los filtros vintage, que le dan ese toque diferente y semipofesioná a sus fotos cutres.

Los cansinos creídos se pasan la vida haciéndose autofotos con el iPhone en el cuarto de baño. Ellas ponen morritos y enseñan escotazo a punto de estallar. Ellos exhiben bíceps, tríceps, gemelos, abdominales de tableta de chocolate, cara de chico malo. Ah, y no se quitan las gafas de sol ni para cagar. Poca gente sabe de qué color tienen los ojos.
Suelen tener en sus perfiles chorrocientas fotos, casi todas iguales, divididas en carpetas temáticas que al final, son monotemáticas: Yo, yo, yo y mi cuerpazo escultural.
MUY CANSINOS

2. Los modernillos gafapasta que están en todas las redes y plataformas sociales. Y cuando digo todas, es TODAS: por supuesto, los básicos Facebook y Tuenti, el viejuno y casi obsoleto MySpace o incluso el anodino Google +, (que fueron sus inicios en el mundo 2.0, aunque ahora renieguen de ellos por considerarlos demasiado canis).
Pero también y sobre todo, los más "gafapastosos", chachis e intelectualoides: Twitter (donde tienen mínimo, dos cuentas), Tumblr, Flickr, Instagram y Pinterest, los cotillas Ask.fm y Formspring.me, la música en Spotify Premium... Ah, y cómo no: tienen un blog en Blogger, otro en Wordpress y suben vídeos a Youtube. Saben de todo. Están al día en todo. Están en todas partes. Son omnipresentes.
Da igual la hora a la que te conectes: siempre, siempre, siempre, están ahí, o han publicado algo nuevo hace muy poco o lo publicarán en unos minutos.
Una pregunta: esta gente, ¿cuándo vive? Quiero decir, fuera del mundo 2.0... ¿Hay vida más allá de las tropecientas redes sociales?
Y otra cosa: ¿Como hacen para recordar todas las contraseñas de sus diferentes cuentas?

3. Los fotógrafos wannabe Estos son expertos en todas las plataformas que permiten hacer y subir fotografías supuestamente artísticas, especialmente Instagram, Flickr y últimamente se ha puesto muy de moda Pinterest.
Al principio, encuentran muchos motivos interesantes que fotografiar, les salen fotos chulas, se emocionan y ya se creen fotógrafos profesionales. Pero con el tiempo, pierden inspiración y acaban fotografiando siempre lo mismo: gatos, gatitos, perros y demás mascotas (apuesta segura), puestas de sol en el mar, arquitectura urbana, autofotos, monumentos famosos en plan "Yo estuve aquí", flores, alimentos (si son frutas, caramelos, Lacasitos, cupcakes, macarons y demás cosas especialmente coloridas y monas, mejor), pintadas en las paredes, partes concretas de su anatomía (manos con la manicura recién hecha, ojos con eye liner estilo pin up, nuevo corte de pelo, labios rojos), fotos sexys, etc. Luego le ponen el filtro Toaster, el Nashville o el 1977, et voilà: ¡FOTAZA!
Enseguida reciben decenas de corazoncitos de "Me gusta" (el criterio en Instagram no suele ser muy exigente) y ya se creen que les van a dar el premio del National Geographic de Fotografía. Criaturicas...
En cualquier caso, a diferencia de los otros, estos me suelen caer bien. (Hay que reconocer que, al menos, son artísticos y muchos se lo curran. Yo misma, durante un tiempo fui una cansina de Instagram. Pero ya me he quitado. xD)

4. Los acosadores del WhatsApp Son capaces de redactar y enviar 20 mensajes por segundo. Te saturan a mensajes en lenguaje SMS (cosa que no entiendo: el WhatsApp es gratuito e ilimitado) y emoticonos. No te dejan tiempo para parpadear ni asimilar la información. Es un bombardeo frenético de whatsapps.


Estáis tranquilamente leyendo/viendo la tele/tumbados a la bartola, durmiendo la siesta/fol**ndo/whatever random situation:

*bing!* Hola. Ktal? emoticono sonriente :)
*bing!* Como tas wapa? emoticono de besito :*
*bing!* Qanto tmpo, eh? emoticono relojito 
*bing!* Contestaaaaaaa, joooooooooooo  
*bing bing!* doble emoticono triste  :( :(
*bing* Tod bien? *bing!* Va, dim algooooooo.
*bing!*  Weeeeno...Ya me cuents.  *bing!* Bssssssss *BING!* (ojos inyectados en sangre) emoticono de besito :*  *BING!!!* guiño ;) (vena del cuello hinchándose a lo María Patiño)  
*BIIIINNNNG!!!!* emoticono de corazón <3 (deseos irrefrenables de asesinar a alguien) *BINNNNNGGGGG!!* emoticono de corazSILENCIAR Y ESTAMPAR MÓVIL CONTRA LA PARED 



-Los Ned Flanders a los que les gusta todo, absolutamente todo lo que publicas en Facebook (sea lo que sea)


La Gata ha publicado una foto. Hace 3 minutos
A Tontaco y 3 más les gusta esto. Hace 2 minutos

La Gata ha publicado un vídeo. Hace 20 segundos
A Cansina 2.0, Tontaco y 5 más les gusta esto. Hace 18 segundos

La Gata publicó: "Me acabo de caer por las escaleras, me he partido todos los piños y me he roto un brazo y tres costillas. Estoy en la UVI. Quiero morir". Hace 1 hora
A Tontaco, Cansina 2.0 y 3 más les gusta esto. Hace 30 minutos

La Gata publicó: "Sois todos unos cabrones y unos $&%"*?&%. Os odio". Hace 10 minutos
A Tontaco, Absurda y 4 más les gusta esto. Hace 8 minutos


WTF??? A ver, que no sé si sois tontacos o es que no leéis lo que escribo y le dais al 'Me gusta' de forma compulsiva, sin analizar el contenido del mensaje. Yo creo que mucha gente ni siquiera lee lo que otros han publicado pero piensa, "bah, por darle al Me gusta que no quede".
ZASCA!!

¿Nunca habéis tenido ese pensamiento con los "Me gusta" de Facebook?

Ay.... ¡Cuánto Cansino suelto hay en el mundo 2.0! Aquí he puesto sólo algunos, pero me dejo unos cuantos más. Los mongorepliers de Twitter (angelitos...); algunas, (repito: algunas) egobloggers, más ego que bloggers (versión fashion del primer prototipo), trolls disfrazados de "arreglaparroquias", que van dando consejitos, opiniones y haciendo críticas supuestamente constructivas en otros blogs sin que nadie se lo haya pedido... ¡C-A-N-S-I-N-O-S!

¿Y vosotros? ¿Qué otros tipos de cansin@s os encontráis en las redes sociales y en vuestras relaciones 2.0? Comentadme, please. ¡¡¡Sedme un poco cansinos 2.0!! ;)

19 de agosto de 2012

Reflexiones a los 31


Ayer fue mi cumpleaños. Concretamente, me cayeron 31 añazos, que se dice rápido. (Bueno, obviamente no me cayeron los 31 de golpe... Pero vamos, que sí, que ya tengo 31).



Tres décadas y un año dando guerra.

La verdad es que el día de ayer transcurrió muy tranquilo, muy normal, entre felicitaciones de mucha gente, entre familia y amigos, que me llenaron de alegría, y algún que otro regalito, que siempre hace ilusión. Ah, y tarta... Que un cumple no es cumple ni ná si no hay tarta de chocolate de por medio.

Aparte de eso, no me supuso ningún drama aceptar que ya eran 31 velitas (sobre todo porque no fueron 31, fue sólo una, la crisis es lo que tiene. Recortes hasta en las velitas xD).

El año anterior ya había alcanzado la cifra redonda, la barrera que separa el 2 del 3. Ya había pasado por el "shock" de cambiar de década.
No sé, debe de ser algo psicológico, pero parece que el cambio de década nos impone más. Es como si, en vez de un año, te cayeran 5 de golpe. Como si te hubieras acostado jovencita y te levantaras de repente ya adulta del todo. Y sientes como si ahora se te acumularan las cosas y las responsabilidades.
Luego, en la práctica ves que no es para tanto, ya que, al menos yo, a los pocos días me di cuenta de que me sentía igual con 30 que con 29.

Pero este año... bueno, este año ha sido todo más sencillo. Más tranquilo. Ha sido como confirmar mi presencia definitiva en los 30. El año pasado fue como cuando te metes en el agua con miedo, por si está muy fría, o como cuando pruebas por primera vez un plato nuevo o un alimento. O como cuando visitas por primera vez una ciudad desconocida. Todo es raro.
Este año, en cambio, ha sido reafirmarme, consolidarme en el "tercer piso", y pensar: bueno, aquí seguimos, y seguiremos, hasta que el cuerpo aguante. Al fin y al cabo, no se está tan mal en los 30.
De hecho, dicen que es la mejor edad. Que es la época de la plenitud. Lejos, por un lado, de las incertidumbres adolescentes y veinteañeras y por otro, de la crisis de los 40.
Bueeeeeeeno... En teoría. Puedo decir que, con 31 tengo incertidumbres propias de los 20, y me sé de gente que sufre crisis a los 30.

El problema que yo le veo a los 30 es que parece que es la edad límite para hacer determinadas cosas, tomar determinadas decisiones, dar determinados pasos. Y darlos bien, claro. Sin equivocarte. Y cada uno en su momento. Ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Parece como si los 30 fueran la última oportunidad para encauzar tu vida definitivamente.
Y que si te equivocas en tus decisiones, si no das determinados pasos en su momento, y te metes en los 40 con la vida patas arriba, y con muchas cosas pendientes, es como si ya hubieras perdido el rumbo de tu existencia. Y hay cosas que ya no podrás hacer. Y tendrás que renunciar a ellas.
Vale, dicen que nunca es tarde si la dicha es buena. Y en cierto modo, en algunos aspectos, es así.
Pero por desgracia, hay otras vivencias o experiencias que tienen su momento, su edad, y que si pierdes el tren, ya no habrá otro después.

Creo, como romántica empedernida que soy, que nunca es tarde para conocer al amor de tu vida. O para practicar ese hobbie que siempre has querido. O para hacer ese viaje soñado. Nunca es tarde, tampoco, para hacer una locura. Si puedes, claro.

En cambio, pienso que sí hay un momento en que es tarde para progresar en tu profesión. Vale, hay profesiones y profesiones, pero... En general, opino que hay unos años en los que todavía eres joven, pero tienes ya experiencia suficiente como para dar lo máximo como profesional, aprender, mejorar, y llegar a un punto álgido.
No estoy hablando de ganar muuuuuuuuucho dinero y de tener fama o cientos de subordinados besando por donde pisas. No: hablo de sentir que estás haciendo lo que más te gusta, de sentirte valorado en tu trabajo, de saber que te has esforzado durante mucho tiempo para algo, no en vano, y ahora recibes el fruto que es la satisfacción de hacer bien tu trabajo y de dominar tu campo como nadie. Y de que no pueda venir ningún  indocumentado, hijo o sobrino de, a decirte cómo hacer tu trabajo.
Y creo que hay una edad límite para centrarse en la profesión porque luego la vida ya te va llevando por donde ella quiere, y te va poniendo piedrecitas en el camino, con otras obligaciones, otros problemas, otros quebraderos de cabeza, ya sean hijos, ya sean familiares mayores a los que atender, ya sean otras mil cosas.

También creo que la década de los 30 es el límite para tener, al menos, el primer hijo. Sobre todo, si eres mujer. Creo que tenerlo más allá de los 40, es, como poco, arriesgado.
De hecho, dicen los expertos que la edad ideal son los 20. ¡Ja! Tal y como está ahora el tema del trabajo, con lo que cuesta independizarse y con tantos jóvenes estudiando carreras y másters hasta bien tarde, ¿quién puede permitirse hoy día tener un retoño a esa edad? En fin, toda mi admiración a los valientes que lo hacen.
Yo, desde luego, no podría.
Aun así, ya digo que pasados los 40 me parece un poco tarde para ponerse a ello. Y no sólo porque haya problemas para concebir, sino porque cuanto mayor seas, más te costará luego seguir el ritmo de un niño, más tarde adolescente, al que cuidar y atender.

En fin... Ahora que tengo una edad digamos "buena" para una cosa y otra, ni demasiado pronto, ni demasiado tarde, si es que esto se puede determinar de alguna forma, pues resulta que no puedo hacer ni la una ni la otra. ¿Luchar por llegar a mi meta profesional?
Daré gracias si no me echan a la p*** calle en unas semanas/meses.

¿Tener un churumbel? ¿Sin saber si voy a tener un sueldo todos los meses? No, gracias.
Si no sé si voy a poder mantener a un crío y darle lo que necesite (no estoy hablando de colmarle de caprichos innecesarios), sencillamente no lo tengo. ¿Que suena egoísta?
Creo que más egoísta sería tenerlo porque sí/porque es lo que me pide ahora el cuerpo/porque lo deseo/porque es lo que toca/porque la sociedad presiona/porque toda la gente de mi edad lo hace,etc., sin saber si podría cubrir sus necesidades.

Recuerdo que, cuando tenía 18 o 20 años, e intentaba imaginarme con 30, aparte de visualizarme con una apariencia mucho más mayor de la que tengo (WTF? ¡Que son 30, no 70, MiniGata!), me veía ya con mi trabajo fijo, mi casa, mi marido y al menos, un hijo.

Y ahora, cumplidos los 31, aparte de no llevar ropa de Síntesis o de Yera, como imaginaba la MiniGata de 20 años, sólo tengo la casa. Bueno, la tiene el banco, en realidad.

Tengo un trabajo, no fijo, sino más bien volátil, pero he podido trabajar de lo que he estudiado, cosa que no todo el mundo puede decir. Y nadie me negó que el sector profesional que había elegido era eso: volátil.
Luego, tengo a mi lado a un chico excepcional, al amor de mi vida; mucho mejor que el marido rancio que previsualizaba MiniGata.
Tengo a mis dos padres y conservo a una abuela. Tengo una familia muy apañada que me quiere con locura, y yo a ellos.
Y tengo amigos. No muchos, pero sí los suficientes. Y buenos.
Y tengo buena salud. Siempre la he tenido, y eso es algo que creo que no valoramos lo suficiente mientras la tenemos, pero cuando nos falta, ¡vaya si se nota!

Joder, no quería caer en la tentación de hacer la típica entrada cumpleañera de balance del año. Pero no he podido evitarlo. Sorry!
Creo, que, a pesar de todo lo que me queda por cumplir, y que quizá no pueda hacer o tener en unos meses/años o incluso nunca, soy una tía afortunada y tengo mucho por lo que dar las gracias cada día.

Y si me voy a la calle, pues bueno, ya saldrá algo. No hay mal que cien años dure. Y nunca se sabe qué es mejor.
Yo, por lo pronto, voy a aparcar ya el tono melancólico de las últimas entradas, porque reconozco que mi blog se estaba volviendo un poco bastante coñazo. Y monotemático.
Yo es que soy muy obsesiva, y cuando algo me preocupa, le doy demasiadas vueltas y puedo llegar a ser cansina de cojones.
Como veis, un primer paso ha sido cambiar el fondo del blog por éste tan colorido. ¿Os gusta?

Y no será lo único. La Gata divertida e irónica de siempre está de vuelta.
Con 31 años recién estrenados y lo que le queda aún.
No os libráis de mí...

Besos. Y miles de gracias a todos los que me habéis mostrado vuestro apoyo ya sea en forma de comentarios en el blog, tuits, emails, etc, etc. Sois lo más. :****

10 de agosto de 2012

Sensaciones encontradas


Ya estamos a día 10... Poco a poco, muy poco a poco, pero va transcurriendo esta masa gelatinosa que parece ser el mes de agosto. Camino por la calle, y entre el calor sofocante, las calles vacías, la quietud y el silencio, casi parece como si estuviera dentro de una burbuja y me costara avanzar.

Los días en el trabajo se hacen largos, muy largos, aunque eso sí, el ambiente está tranquilo y no vamos desbordados de faena.
Me cruzo con compañeros que también son conscientes de que éste podría ser su último mes en la empresa, después de años y años trabajando aquí. Intercambiamos miradas cómplices, llenas de tristeza, de incertidumbre, de desesperación... y finalmente, de resignación. Es lo que hay.

Y hablamos, y nos contamos nuestras penas. Bueno, nuestra "misma pena".
Y sin embargo, en contra de lo que creía, hay buen ambiente. Mucho mejor que cuando las cosas estaban bien. A pesar de toda la catástrofe que se nos viene encima, la gente está más agradable que nunca. Hasta hacemos bromas, humor negro, nos reímos de nuestra mala pata.

Está siendo un mes muy raro. Ya de por sí, agosto es raro y atípico, pero en estas circunstancias, en las que se está decidiendo nuestro (no) futuro profesional, lo es todavía más.
Y parece que esa sensación de desamparo nos une más que dividirnos.
Pensaba que sería al revés, que esta situación sacaría el lado más borde y egoísta de la gente, pero no. De todas formas, todavía no han empezado los despidos. Todavía no ha comenzado a "desfilar" gente.
Ya veremos cuando toda la maquinaria se ponga en marcha de verdad, dónde queda el buen rollo.

No sé, a veces me cuesta creer que todo esto sea real, que vayan a echar a tantísima gente sin siquiera pestañear, que vayan a dejar en la calle a personas y a familias enteras, sin dolerles prendas.
A veces creo que todo es una pesadilla, que despertaré y no pasará nada.
Es como si mi mente se resistiera a aceptarlo, porque es sencillamente inadmisible.

Y da igual que tengas una carrera, que tengas idiomas, que tengas experiencia, que trabajes mucho y bien. Da igual que te hayas roto los cuernos durante años preparándote y formándote. Les da igual.
No sé qué criterios van a emplear para despedir a la gente, pero presumo que los enchufes ayudarán mucho más que el talento, los estudios, las aptitudes y la capacidad de trabajo.
Y así va todo, qué os voy a contar.

Así está transcurriendo este mes, con esa angustia en la boca del estómago y esa sensación de estar en el pelotón de fusilamiento. Con el hacha sobre nuestas cabezas.
Pero con la obligación de hacer de tripas corazón y sacar el trabajo adelante, por supuesto.
Debería estar totalmente desmotivada, sin ganas de nada... Y sin embargo, me gusta tanto mi trabajo que mantengo el entusiasmo. No sé, debo de ser muy masoca...

Y en estas circustancias, dentro de 8 días me caen 31 años. Sí, 31 ya.
Sin saber si voy a conservar mi trabajo.
Sin saber si encontraré otro empleo pronto.
Sin saber qué va a ser de mi vida en los próximos meses/años.
Pensando en irme al extranjero a buscarme la vida.
Pensando en hacer un máster que vale 12.000 euros (que no tengo).
Aplazando sine die la posibilidad de ser madre, que es lo que ahora más desearía.

Así que, por un lado deseo que pase pronto agosto, pero por otro lado, pensándolo mejor, casi mejor que no pase tan pronto, porque septiembre va a ser mucho peor. Y lo que venga después, todavía lo será más.
Este mes no dejo de tener sensaciones encontradas. Y cuanto más vueltas le doy, más lío mental tengo.
Será mejor dejarlo estar, dajarlo pasar. Dejarme llevar, simplemente.

1 de agosto de 2012

...Y llegó agosto



¡Ya estamos en agosto! El mes vacacional por excelencia para la mayoría de españoles. El mes que casi todos esperan con ansia viva para irse de vacaciones, desconectar y huir de la ciudad, de la rutina, del día a día... El mes chachi para los veraneantes.
Pero para los que nos quedamos y nos toca trabajar, agosto es un fucking erial.
Un mes odioso y tedioso a partes iguales.

Agosto es el Día de la Marmota multiplicado por 31.
Un mes que se atasca, que no pasa, que no fluye.

Agosto es el mes de la gran evasión. Las avenidas desiertas, los carteles de CERRADO POR VACACIONES en muchos negocios, y el silencio apenas roto por las chicharras nerviosas o el motor de los aires acondicionados tirando calor -más todavía- al ambiente.

Agosto es el mes de las playas abarrotadas de guiris y turistas, con miles de sombrillas de colores, que vistas por la tele en plano general parecen miles de confettis.
Y tú ves esa imagen y no puedes evitar sentir morriña de tus vacaciones ya finiquitadas, y odiar bastante a todos esos que ahora se tuestan cual gambas bajo el sol del Mediterráneo.
Intentas racionalizarlo: Es ley de vida. Ahora les toca a ellos, tú ya disfrutaste de tus vacaciones.
Pero esa estampa típicamente veraniega te jode igual:


Agosto es el mes de las grandes operaciones salida-retorno, de las temperaturas que se disparan, de las fiestas en los pueblos con abuelos bailando pasodobles en la verbena, mientras los jóvenes se aburren como ostras con "esa música de viejos" y esperan que suene el himno de la Eurocopa de Bisbal, el Waka-Waka de Shakira, la nueva de Pitbull o la última horterada musical del verano para lanzarse a la pista.

Agosto es el mes de las ciudades vacías y solitarias, de los transeúntes languideciendo a más de 30 ºC, del asfalto hirviendo bajo el sol de San Lorenzo.
De los perros con la lengua fuera. De los gatos adormilados bajo los coches. De los gitanicos bañándose en las fuentes públicas.


Agosto es el mes de la ola de calor (sí, ya ha habido otras a lo largo del verano, pero la de agosto es la definitiva, la más apocalíptica, la que más le gusta anunciar a Pedro Piqueras); ola de un calor apabullante y persistente que no da tregua.

De las noches de bascorra que se eternizan, de los días sofocantes que no transcurren, de las horas sin fin.
De la gota de sudor en la frente. De los rodales sobaqueros en las camisas. De las irritaciones en la entrepierna.
De sudar, ducharte y vuelta a sudar en un bucle infinito. Hasta que al final aceptas que has perdido la batalla y te rindes. Al fin y al cabo, todos vamos sudados, qué más da. La dignidad ya está perdida.


Si trabajas o por la razón que sea te toca quedarte en la ciudad en el mes infernal, sólo te queda refugiarte en algún centro comercial y disfrutar de su aire acondicionado, mientras echas un vistazo a las segundas, terceras o enésimas rebajas. 
Todo está tirado de precio. 
Todo es horrible o de tallas imposibles. Talla carpa del Cirque du Soleil o talla hambruna en Somalia.
Todo lo que valía la pena ya se lo han llevado.
Te vas sin comprar nada, pero fresquita.


Otra opción para escapar del calor es ir al cine, si te lo puedes permitir. O subir en los autobuses de la EMT, si tienes bono transporte. (En este último caso, puede que acabes pillando una pulmonía, así que lo desaconsejo).

Por si todo esto fuera poco, agosto dura 31 días. No 28 o 30, que ya estaría bien. No: 31 días con sus 24 horas de calor casi permanente. 
31 días que parecen 48. 
No sé a quien se le ocurrió dividir así los meses del calendario gregoriano, y darle precisamente a agosto la máxima duración posible, con dos cojones.
Pero desde luego, fuera quien fuera, debía de tener muy mala idea. Ya podía haberlo dejado en 20 días, ya. Y aún sobrarían.

En agosto cierra todo. En agosto no hay nadie. Agosto es el mes inhábil. Es el mes tonto. El "raro". 
La gran ciudad en agosto es un cementerio. 
No hay escapatoria. Sólo dejar el tiempo pasar.

Este año, con eso de las Olimpiadas, había un "pequeño aliciente". Algo distinto, novedoso e interesante. El acontecimiento deportivo por antonomasia.
Y sobre todo mola porque es una vez cada cuatro años.
Pero con el papelón que están haciendo nuestros deportistas, la expectación y el interés se van difuminando con el paso de los días. 
Por cierto: ¿Qué les está pasando a los españoles? ¡Quinto día de competición y ni una triste medalla! 
Yo creo que es el "choni-chándal" ése que llevan, que los ha gafado...

DANGER!!!! Peligro de daño severo e irreparable para las retinas...

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"Gracias", Rusia, por diseñarnos este horror máximo. Un besi.

En este contexto, muchos agradecerán que la Liga de fútbol empiece este año el día 18 de agosto, más pronto de lo habitual. Porque la Vuelta a España es un coñazo, no me digáis que no.
El Tour tiene un pase, pero la Vuelta... ¡Ofú! ¿Alguno de vosotros aguanta un etapa entera sin quedarse KO?

En fin, lo único bueno de trabajar o quedarte en la ciudad durante este mes es lo pronto que aparcas y que no te encuentras apenas tráfico ni aglomeraciones en ningún sitio.
Lo malo... es todo lo demás. Todo. 

Creo que el año que viene, si puedo, me voy a coger agosto de vacaciones.
Al final, vale la pena esperar. 
Porque ahora, una vez acabadas mis vacaciones, miro desolada la hoja del calendario, veo estos 31 laaaaaargos y tediosos días por delante... Y se me hacen bola.

HELLO!

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